sábado, marzo 16, 2024
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Fado, porque me sale del alma

El Fado no es alegre ni triste, el fado es la fatiga del alma fuerte

Hablar de fado es relacionarlo directamente con Portugal, es su música más representativa y sentida por el portugués. Generalmente se canta por una sola persona, con acompañamiento de guitarra española –conocida en ese mundillo como viola– , guitarra portuguesa y guitarra baja.

La temática recurrente para estas composiciones son la melancolía, la nostalgia o las historias cotidianas, con sus amores y desamores, pero con el denominador común de trasmitir al oyente fatalismo y frustración o lo que llaman saudade. En palabras del escritor portugués Manuel de Melo “ben que se padece y mal de que se gosta” –bien que se padece y mal que se disfruta–.

Los defensores a ultranza del fado argumentan que estas canciones nacieron hace siete siglos, en tiempo de los árabes, por su parecido con la música popular norteafricana en sus prolongados quejidos y temática. Los más poéticos creen que es bastante más cercano en el tiempo y que nació en alguna antigua taberna del barrio de Alfama una noche triste.

Verdaderamente sólo hay constancia de la existencia del fado a partir del año 1.838, identificándolo con los cantos de los marineros, inspirados en la soledad y la nostalgia del balanceo que produce el mar.
La gran Señora del fado, Amalia Rodrigues, lo define como: “el fado es una cosa muy misteriosa, hay que sentirlo y hay que nacer con el lado angustioso de las gentes, sentirse como alguien que no tiene ni ambiciones, ni deseos, una persona…, como si no existiera. Esa persona soy yo y por eso he nacido para cantar el fado”. Amalia Rodrigues estuvo considerada como Embajadora Artística de Portugal y puso su voz a los grandes poetas portugueses.

Como comentamos, los cantantes se acompañan por guitarra española, conocida por todos, y la guitarra portuguesa, siempre omnipresente, compuesta por doce cuerdas y con origen en la Edad Media, procedente de un instrumento llamado citula, e intruducido en la península ibérica en la segunda mitad del siglo XVIII por la colonia inglesa de Oporto.

Su sonido es inconfundible y se vincula especialmente al fado lisboeta desde el año 1870. Existe una ligera diferencia en cuanto a tamaño, afinación y construcción entre las guitarras de Lisboa y las de Coimbra.

El lugar idóneo para escuchar fados, con su estructura dividida en secuencias en las que unas veces la guitarra suena sola y otras en compañía de la voz, son las casas de fado o los restaurantes de los barrios antiguos de Lisboa que suelen abrir por las noches.

A los postres, se baja la intensidad de la luz y en el silencio absoluto se puede disfrutar de una experiencia única, declarada por la UNESCO en noviembre de 2011 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Les ofrecemos el vídeo “Casa do Fados” que describe con claridad lo que es este género y el mejor ambiente para oírlo. Es un corte de la película documental “Fados”, de Carlos Saura, en el que algunos de los mejores interpretes del momento nos dan una lección fantástica.

 

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