El 23 de febrero de 2020 pasará a la historia de Canarias. Las condiciones meteorológicas adversas provocaron el caos, sobre todo en Gran Canaria y Tenerife.
Espacio aéreo cerrado, fuertes vientos, tormenta de arena y múltiples incendios descontrolados en la mañana del domingo.
A todo ello podríamos sumar la colisión del catamarán de Fred Olsen con el ferry de Naviera Armas en Los Cristianos o el incendio del buque Volcán de Teneguía en la costa de Antequera.
Si nos centramos en Tenerife y en los incendios en distintas localidades hay que mencionar varios puntos a tener en cuenta.
Además de los profesionales de las Brigadas Forestales (Brifor), Bomberos Profesionales urbanos y Unidad Militar de Emergencias (UME) merecen una mención especial los denostados Voluntarios.
Voluntarios son, entre otros, Cruz Roja Española, Bomberos Voluntarios, Protección Civil, Ayuda en Emergencias Anaga y la población de los municipios afectados.
Está claro que los colectivos profesionales hicieron su labor de forma impecable, pero no es menos cierto que los colectivos de Voluntarios se “batieron el cobre” en esta jornada aciaga.
Es necesario poner en valor a las personas que prestan un servicio voluntario a la comunidad
Era un Domingo de Carnaval de Día en el que los ciudadanos se desplazaban a Santa Cruz de Tenerife, a pesar de las recomendaciones de Sanidad.
En el norte de Tenerife se produjeron múltiples conatos de incendio provocando el caos absoluto llegando incluso al corte de la TF-5.
Se activaron a todos los medios disponibles. Acudieron bomberos de toda la isla e incluso de Aena a los que se sumaron Bomberos Voluntarios de Adeje, Guía de Isora, La Laguna, Tegueste, Los Realejos, Güimar…
La situación se tornó tan crítica que Cruz Roja pidió vía Twitter que todos sus voluntarios disponibles acudieran al llamamiento.
¿A qué viene esta Loa al Voluntariado?
En los municipios del norte de Tenerife se recordaba el pavoroso incendio que hace veinticinco años asoló la isla.
Los ciudadanos se daban cita junto al ayuntamiento de cada pueblo y acudían a intentar sofocar las llamas.
Se subían en el Land Rover o la Pick-Up en cholas y mangas de camisa a intentar dar lo mejor de cada uno…un auténtico disparate que por suerte no produjo víctimas.
A raíz de esa situación, algunos municipios optaron por crear un cuerpo auxiliar de Bomberos Voluntarios, una idea que existe en los países más adelantados.
A estos voluntarios se les dotó de medios y formación para, llegado el caso, poder colaborar con los Bomberos Profesionales o la Brifor, también posterior al Gran Incendio del Norte.
Ha tenido que pasar un cuarto de siglo para que se demuestre la bondad de esta medida tan criticada por algunos y alabada por la mayoría.
Numerosas personas cada semana se dan cita en sus respectivos parques para recibir la formación precisa y poder prestar un servicio a la sociedad tinerfeña.
Desde hace demasiado tiempo la labor de Los Voluntarios, en el caso de los bomberos, se ven atacados por su presunta intromisión.
Nada más lejos de la realidad, su presencia como cuerpo auxiliar o complementario es una garantía para la población.
Este colectivo pocas veces recibe el reconocimiento preciso por su labor altruista, sin percibir un céntimo por su esfuerzo y sacrificio.
Ha tenido que pasar un cuarto de siglo para que muchos se den cuenta que la población necesita del voluntariado.
Los cuerpos profesionales deben estar bien equipados y dimensionados, eso por su puesto, pero en situaciones de emergencia se pueden ver desbordados.
Los países más adelantados de nuestro entorno cuentan con la figura de Los Voluntarios, menos mal que hay personas en Tenerife que son conscientes de esta necesidad.
El esfuerzo de las personas para trabajar en beneficio de la comunidad no debe ser denostado jamás, por nadie.