miércoles, mayo 15, 2024
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Por la boca muere el pez

Por la boca muere el pez, amigo Javier Ortega Smith.

Con este viejo refrán nunca tan a propósito como ahora, ha tenido que soportar el señor Ortega Smith todo el ridículo acumulado en tan pocos días en relación a las malintencionadas interpretaciones que ha venido haciendo en los medios de comunicación sobre los rigurosos planes del gobierno en relación a la prevención de la pandemia que asola casi todo el orbe y que también afecta a nuestro país.

La responsabilidad de hacerle frente a un virus de estas características nos corresponde a todos por igual, siguiendo escrupulosamente las directrices recomendadas por el ministerio de sanidad para el que un equipo científico muy cualificado trabaja sin descanso con la única intención de, en la medida de lo posible, minimizar, cuando no paliar, los problemas económicos, laborales, clínicos, etc., que se derivan de la rápida propagación del ahora llamado covid-19.

A pesar de las muchas prevenciones adoptadas por el propio gobierno, Javier Ortega Smith se arriesgaría a un viaje de índole personal hasta Milán y desde allí viajaría posteriormente hasta Victoria para presentar a los candidatos de Vox por Vizcaya, Álava y Guipúzcoa y donde se supone que hubiera contraído o importado el virus que ahora tiene que soportar en ridículo enclaustrado en una férrea cuarentena individual.

Si el covid-19 fuera susceptible de ser eliminado por fuego de artillería, no cabe la menor duda de que Javier Ortega Smith hubiera sido el francotirador mejor dotado para llevar a cabo una misión de estas características, por lo menos, en España, donde su reputación, a raíz del video publicado durante una visita efectuada al acuartelamiento de la Brigada Paracaidista de Jabalí Nuevo en Murcia, ha sido del todo reconocida por su extrema y finísima puntería demostrada aquel día.

No cabría aconsejar, sin embargo, a Javier Ortega Smith aquello de que calladito está más guapo porque lo que se dice feo no lo es. Es alto, aguerrido, bien parecido, viste bien, tiene incluso puntería ¿Qué más se puede pedir de él? ¿Qué tal vez intente moderar sus modales? Quizás. Pero todo eso no basta para que la gente que le falta para engrosar la nómina de su partido le tenga en cuenta. España ya no está hecha como para ir cabalgando lanza en ristre cual apóstol Santiago o Cid Campeador ganando popularidad y batallas a lo largo y ancho de España.

Lo que se le recomienda al portavoz de Vox, aprovechando la cuarentena que ha de pasar en previsión del covid-19, es que la lleve a cabo en un retirado y silencioso monasterio románico de los muchos que existen en la Cataluña Norte e intente recapacitar sobre la conveniencia de moderar el áspero discurso que le ha venido caracterizando y manteniendo hasta ahora en el que el virus lo ha llevado a padecer de ese ostracismo clínico obligado y que, en el peor de los casos, no habiendo mal que por bien no venga, consiga facilitarle, por fin, la oportunidad que se le presenta de cambiar el riguroso estilo de esa oratoria bronca con la que su partido pretende siempre presentar batalla.

zoilolobo@gmail.com

Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes

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