Redactor, conseguidor, intermediario, observador, interventor, asesor, etc. No saben cómo llamarle finalmente pero a Pedro Sánchez, algunos varones de su propio partido además de los tres conocidos partidos de la derecha española (PP, Cs y Vox), ya  le critican que haya aceptado la inclusión en una supuesta próxima negociación con los independentistas catalanes de una especie de árbitro neutral para tratar de conducir por una vía política más accesible las difíciles conversaciones encaminadas a “legitimar” el procés so pena de no poder contar con el apoyo de Esquerra Republicana para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado que tanto supone para el PSOE si de lo que se trata es continuar gobernando con la mayor comodidad posible lo que le resta de legislatura.

En cualquier caso y en previsión de próximos acontecimientos, Esquerra Republicana ya ha presentado su enmienda a la totalidad mientras que PP, Cs, y Vox se han puesto fácilmente de acuerdo para organizar el próximo domingo una manifestación multitudinaria en contra de las supuestas negociaciones mantenidas por el Gobierno con representantes independentistas catalanes que, según la derecha, ponen en serio peligro la llamada Unidad de España.

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Lo cierto es que Pedro Sánchez, si se tiene en cuenta la ambigüedad con la que apoyó a Guaidó en su autoproclamación de presidente interino de Venezuela además de sufrir ahora la renuncia de Esquerra Republicana a apoyar los Presupuestos y, por si fuera poco, la negativa manifiesta de interceder donde en realidad no le corresponde en favor de los políticos presos catalanes, parece claro que el Presidente se ha metido en un cenagal de muy difícil salida.

Podría deducirse y es lo que esperan muchos no sólo de sus enemigos sino también sus propios amigos de partido que Sánchez, de una vez por todas, se decida a coger al toro por los cuernos aún a un posible riesgo no de perder la vida pero sí la jefatura del estado en beneficio de terceros si lo que realmente desea es que su presencia frente al gobierno garantice para Cataluña el mal menor para su futuro en contra de lo que supondría para el “procés” la presencia en el Ejecutivo de cualquiera de los tres partidos de la derecha española que ya sueñan con esa supuesta remota posibilidad.

A la espera de próximos acontecimientos, la sociedad española pero en especial los socialistas esperan en vilo que la ciénaga en la que Sánchez se ha metido por su contumaz modo de obrar comience a recibir la suficiente agua que le permita salir, por lo menos, por su propio pie o, en el peor de los casos, nadando tranquilamente a favor de la corriente.

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